Fecha desconocida

En el día de su boda.

Se oye un murmullo entre los pueblos,
se oyen cantos de alabanza,
se habla de la boda de una chica,
que es ejemplo de amistad,
de ternura y de constancia.

Me pongo el oído alerta
porque mi corazón se contagia
de las voces que declaran
que están hablando de Ana.

¡Ay mi Ana, mi amiga Ana!,
sí, esa es ella, pero
podría llenar miles de páginas,
y no llegaría a describir
su bondad con mis palabras,
porque a través de estos años,
de caminar junto a ella
jamás me faltó su aprecio,
su consejo y comprensión,
y cuando la necesite,
me cuidó con su oración.

Su cariño y su sonrisa,
su entrega, su discreción,
y esa dulce confianza
que tanto nos une a las dos.

Señor, por favor, mi clamor en este día,
mi más grande petición,
es que jamás le falte en su vida
tu amor y tu bendición,
y proveas sus graneros,
que perpetúes su amor,
que nunca le falte aprecio y cariño,
del que eligió con amor,
y la cuide con esmero,
dándole su corazón,
y merece en gran manera,
pues es gran mujer de Dios.

Hoy se culmina tras años
de pruebas, luchas, risas y temores
el esposo que le diste,
y al que entregó sus amores.

Lo precioso de este hecho
que acaba en boda,
con banquete, gozo y baile,
es cordón de tres dobleces,
que no lo separa nadie.

Vengo contenta a la boda
de mi hermanita y mi amiga,
dichosa de comprobar
que al decir, Dios te bendiga,
su fidelidad y su gracia
jamás será vencida,
pues si Dios la lleva a cabo
en casa bien entendida,
que boda entre Carlos y Ana,
va para toda la vida.

Felicito yo a los novios
con cariño en este día,
y que toquen pasodobles,
y se forme algarabía,
que ahora mismo salgo yo,
cantando por bulerías.

Categories: Dedicatorias

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