Fiel en lo que cree y espera conseguir con esa constancia y búsqueda infatigable que es tan necesario para un artista. Esperanza L. González no conoce fronteras pues su ilusión, ánimo y esa continua inspiración que no cesa, como si de un caudaloso río se tratase, hace que surjan de sus pinceles paisajes llenos de gusto y expresión capaz de transmitir el deseo de visitarlos.

Ella busca la comunicación con sus caminos y bosques que emanan quietud, sus flores, mil flores diferentes, y sus personajes que hablan de paz y unidad en ese eterno deseo de unir al Creador con lo creado.

Como dijo André Maurois “Un matrimonio feliz es una larga conversación que siempre resulta breve”. Esto mismo me pasa cuando pinto, las horas se suceden sin tiempo ni espacio hasta alcanzar el clímax donde todo se diluye y desvanece…