Julio de 1986

Reunión del Conservatorio de Música de Madrid.

He detectado Señor
el valor de lo que tengo
al comprobar los desastres
que la gente da por buenos
y, sin embargo, sus vidas
están llenas de veneno
y sus caras amarillas
y sus ojos tan resecos,
llenos de vinagre los labios
como escopetas sin frenos
prontas al primer disparo,
buscando el blanco perfecto.

Cómo se podría vivir
con este cáncer de alma,
si éste no tiene otra cura
que el perdón y la calma,
no es como el que está en el cuerpo
que es cosa de cirujanos
y cogido muy a tiempo
y con la ayuda de Dios
te puede dejar muy sano.

Pero este sinvivir constante,
esta soledad interior,
este buscar siempre víctimas
con quién pagar su furor,
este no aceptar nadie,
este desprecio por todos
para no verse a sí mismo
es la clave de tu enojo.

Dios decía en su palabra,
con la vara que te midas,
tú mismo serás medido.
¿Nos hemos parado a pensar,
si a las mismas circunstancias
un día iremos a parar
y lo mismo que medimos
a nosotros medirán?

Por favor amigos míos
que la vida es dura ya,
no le busquemos más trabas
y busquemos en la Paz
la Concordia y el cariño,
la forma de constatar
como lo hacen los niños,
que todos seamos felices
y que tengamos la paz,
es el tesoro mayor
que no lo paga el dinero,
ya que lo llevamos dentro,
si en manos de Dios estamos,
somos nuestros tesoreros.

Categorías: Poesías

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