Junio de 1991
A mi tía Soledad
Flor de todas las dulzuras
es mi tía Soledad,
junto a ella siento cosas
imposibles de explicar,
solo con ver su sonrisa
ya sientes una gran paz
que te invita a ser muy buena
y a pensar en la verdad.
Es magia lo que desprenden
sus ojos limpios del mal
pues solo mirándose en ellos
se concibe la bondad.
Fueron días inolvidables
aquellos que yo cuidaba
a la más dulce persona
que le diste forma humana.
Y es que Tú, Señor, cuidaste
de poner en mi camino
la luz en forma de cuerpo
que alumbraba mi destino.
Pues para mí ella es
algo puro y ejemplar
que con tu ayuda y mi esfuerzo
siempre procuro imitar.
Pero claro, no es posible
ya que a ti te eligió Dios
como la perla más pura
que con sonrisa y amor
a todo el que te rodea
le das una gran lección.
Por eso es por lo que digo
mi flor de feminidad
que junto a ti siento cosas
imposibles de explicar.
Qué bueno fue mi Señor
de que tía mía fueras
pues hay sentimientos que unen
más que sangre por las venas.
Y yo siento con potencia
este sentimiento mío,
que si amor platónico no es,
es algo muy parecido.
Si no Señor cómo es posible,
y cómo se puede explicar
que esté yo siempre pensando
en mi tía Soledad.
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